Experiencias gastronómicas: Casa Coupage
Como
todo “foodie”, me gusta ir a comer a los lugares que presentan
propuestas interesantes, fuera de lo habitual. De más está
decir que el elitismo alimenticio no me ha corrompido; comer
pizza de “dorapa”, ir a parrillas o caer en el bodegón más
austero suelen ser de mis frecuentes prácticas. Pero en este
caso, le di lugar a mi costado bacán, visitando Casa Coupage.
Casi
en los límites de Palermo Hollywood se ubica Casa Coupage,
restaurant que funciona hace 8 años a puertas cerradas, cuyo
concepto y atención es llevada a cabo por sus ideólogos; los
sommeliers Inés Medienta y Santiago Mymicopulo, junto a
la cocina del chef Pablo Bolzán.
Si bien visité el lugar en los
días cercanos a la primavera, aún figuraba en carta su menú
invierno. Entiéndase que es un lugar al que uno no puede ir
a comer muy seguido (uno como yo, en mi caso, bolsillo medio
a bajo), pero son esos gustos que te enriquecen sobre
maridajes y opciones gourmet que te llenan la cabeza de
cosas nuevas.
Pasándolo en limpio, en Casa
Coupage tenés dos alternativas: podés elegir entre las
distintas opciones de entradas, platos principales y postres
(aproximadamente 4 opciones de cada paso), u optar por el
menú degustación de 8 pasos (370$), y maridarlo con 3, 5 o 7
vinos (120$, 170$ o 220$, respectivamente), según te sientas
osado esa noche. Mi osadía llegó hasta el maridaje con 5
vinos; dos copas más me parecieron excesivas. Claro que
también opté por el menú de 8 pasos.
Dió comienzo al banquete, un
bien recibido aperitivo de paté de pato, para dar lugar a lo
que en la carta denominan “habemus papa”: cocciones de papa
de las más diversas.
Como tercer paso pude
disfrutar unas tiras de salmón marinado, que poseían una
textura súper aterciopelada, acompañado de plátano, coco,
panka y naranja. Deliciosa combinación con el verdes
cobardes de Passionate Wines, el Riesling de Canale y un
rosé de Domaine Bousquet. Llegó luego el turno de la
simpática degustación de chorizos; uno de langostinos, otro
de pato y uno de conejo; muy bien logrados.
Como principal pude probar las
dos opciones: un salmón blanco ahumado con carozos de
aceitunas negras y carrillera estofada con frutos rojos y
puré de coliflor. Dos alternativas bien diferentes, pero
ambas riquísimas. Para la carne me trajeron un malbec
CarinaE y el Hijo Pródigo malbec.
Llegando al final recibí el
siempre valorado plato de quesos; con roquefort, queso de
cabra, un queso semiduro, hinojos acaramelados y almendras.
Hubo también un pre postre, el cual no recuerdo (bueno
gente, fue una maratón ¿qué quieren?) y finalizamos con un
postre que constaba de espuma de licor de huevo, frutos
rojos y granita de cítricos, acompañado por un Riesling
dulce de Las perdices.
El plus que engalanó la velada
es que, al comentarle a Santiago que soy sommelier (tip útil
en estos casos), me ofrecieron amablemente una copa de syrah
australiano de Glen Carlou y un vino 2004 sencillamente
delicioso, cuyo nombre lamentablemente no perduró en mi
memoria, pero sí en mi paladar (que injusto ¿no?).
En definitiva, un lugar cuyo
esmero en armonizar su versátil cocina con una completa
carta de vinos es notorio, de plausible factoría. Si van,
háganlo con tiempo; demoré más de 3 horas entre plato y
plato. Ideal para ir en pareja.
buena nota! iremos x esos lares a ver que pasa. saludos!
ResponderEliminarDale, te va a gustar, de seguro ya cambió el menú a primavera. Gracias por el comentario.
EliminarTe felicito por la experiencia, aunque debo decir que prefiero los bastoncetos de mussa! Abrazo Ivo! Muy buen laburo nene
ResponderEliminarGracias Dany, tenemos que juntarnos a asadear!
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